Dolor Crónico Cervical Albacete

Tu cuello o trapecios no duelen solo por un simple desgaste, protusión o tensión acumulada:

El dolor cervical es el resultado de años de compensaciones sin abordar mal entendidas.

Cuando el dolor cervical se vuelve crónico, no basta con estirar o fortalecer. Es una señal de que algo más importante no está funcionando bien. Puede ser tu mandíbula, tu sistema vestibular, tu respiración… o incluso tu intestino.

Si intentas callar el síntoma, el problema no solo persistirá sino que irá a peor.

En Atomía, abordamos el dolor cervical desde su origen. Evaluamos cómo se han reorganizado tu musculatura profunda, que disfunciones craneales activas tienes y cómo tu cerebro está interpretando esos desequilibrios.

Descubre cómo podemos ayudarte desde un enfoque neurofuncional. Analizaremos los diagnósticos que tengas hasta la fecha y estudiaremos la raíz neurológica oculta que está causando tu síntoma.

”Recomiendo el centro, sin duda alguna, pues sin darte cuenta y en poco tiempo vas notando la mejoría de tus males, tanto físicos como mentales. Es increíble.”

- Beni Copete

Estos son los principales compensadores que afectan a la región cervical

A continuación te mostramos un listado de todas las zonas corporales que pueden alterar el normal funcionamiento neuromuscular de la región cervical:

1. Tórax rígido o bloqueado

Si tu caja torácica no se mueve bien, tu cuello trabaja el doble para compensar la falta de movilidad. Esto genera tensión constante en las cervicales.

2. Desajustes oculares (línea de mirada)

Tus ojos son el GPS de tu postura. Un problema en la coordinación ocular puede generar compensaciones en la musculatura cervical, haciendo que ciertas zonas trabajen de más.

3. Alteraciones vestibulares (equilibrio y mareos)

El sistema vestibular en el oído interno controla tu estabilidad. Si no funciona bien, tu cuerpo ajusta la posición de la cabeza y el cuello para compensar, provocando sobrecargas.

4. Entrada de la información sensorial en el cerebelo

El cerebelo coordina tu postura global y tus movimientos. Si la información propioceptiva no está llegando correctamente al cerebelo para su procesamiento, una de las primeras zonas en sufrirlo serán las cervicales como primer eslabón de la cadena de postura.

5. Respiración disfuncional

Si respiras mal (uso excesivo de la boca, respiración torácica, hiperventilación), los músculos del cuello asumen un rol que no les corresponde, sobrecargándose con cada inhalación.

6. Atrapamientos en el plexo braquial

El plexo braquial es una red de nervios que pasan por el cuello y los hombros. Si están comprimidos, pueden generar dolor, hormigueo y sensación de rigidez en la zona cervical. A menudo se malinterpreta soberanamente este síntoma, pues las compresiones normalmente son causa de hipertonías musculares por mecanoreceptores y/o nociceptores en disfunción. No se solucionará dando un masaje o intentando relajar la musculatura, hay que buscar los receptores disfuncionales exactos que están provocando esa hipertonia muscular.

7. Tensión emocional y estrés crónico

El estrés activa constantemente los músculos del cuello y la mandíbula. estrés emocional y cervicales van de la mano. Si tu sistema nervioso está en alerta continua, tu cuerpo vive en un estado de contracción constante.

8. Alteraciones en la mandíbula (ATM)

La posición de la mandíbula influye directamente en la estabilidad cervical. Dientes con disfunciones de sensibilidad neurológica, un problema en la mordida o una disfunción del quinto par craneal (trigémino) pueden causar compensaciones crónicas en cuello y trapecios.

9. Cicatrices y adherencias fasciales

Cicatrices quirúrgicas, antiguas lesiones o restricciones en la fascia pueden modificar la biomecánica del cuello, afectando su movilidad y generando dolor. Cada cicatriz de tu cuerpo es una huella neurológica para toda la vida, tenga mejor o peor aspecto.

10. Bloqueos en la pelvis y la pisada

Tu cuello está en el extremo de una cadena que empieza en los pies. Un desequilibrio en la pelvis o en la forma en que pisas puede alterar la alineación cervical y generar tensión crónica.

EN RESUMEN

Si no encuentras la causa real, el origen oculto, seguirás atrapado en el dolor.

Pide cita y recibe una evaluación completa de tu caso.